lunes, 17 de diciembre de 2012

Del tartán al césped

El mundo del rugby tiene una nueva estrella mediática, el estadounidense de Ohio Carlin Isles. En un país donde el baloncesto, el béisbol y el fútbol americano son religión, el deporte oval siempre se ha mantenido en un segundo plano. Sin embargo, la aparición de la figura de Isles ha provocado una revolución en su país y en el panorama del rugby internacional.

Lo singular del estaounidense es que no lleva más de un año practicando el deporte. Proviene del atletismo y, en concreto, de la velocidad. De hecho, ha sido capaz de correr los cien metros lisos este año en 10’13 segundos, lo que le habría valido para colarse en las semifinales de los Juegos Olímpicos de Londres 2012. En cambio, el quedarse fuera de la expedición americana tras los trials provocó la decisión del cambio de disciplina.

En el paso al rugby a siete tuvo gran culpa Miles Craigwell, otro jugador del seven americano que había jugado en la NFL. Consiguió convencerle y parece que ha acertado. Es más, el ex velocista solo ha disputado tres torneos del Circuito Mundial de Seven destapándose como uno de los máximos anotadores. Entre sus víctimas, se encuentran selecciones de la talla de Tonga, Francia, Sudáfrica y Nueva Zelanda.

Vídeo de Carlin Isles en un torneo de rugby a siete. //
http://www.youtube.com/watch?v=gA5bwqVN5LM


Otra vez se ha demostrado que el rugby es un deporte que acoge a todos: gordos, flacos, fuertes, rápidos, etc. Pero entre los aficionados siempre ha existido una gran debilidad por la espectacularidad de los velocistas como Christian Cullen, que tiene el mejor promedio de ensayos de la historia de los ‘All Blacks’; el surafricano Brian Habanna, máximo anotador del Mundial 2007; o Shane Williams, alma máter de la selección galesa en la última década. Este hecho justifica el revuelo que se ha formado alrededor de Carlin Isles.

Además, hay que destacar que el rugby nunca ha sido una disciplina de primera plana, nada comparable al fútbol o al baloncesto, pero ha tenido la suerte de contar con grandes figuras mediáticas. Por orden cronológico, podemos destacar al neozelandés Jonah Lomu, considerado el mejor jugador de la historia, capaz de correr los 100 metros en 10’75 segundos con sus 115 kilos de peso; el inglés Johnny Wilkinson, que llevó a la gloria mundial a Inglaterra en 2003 con sus extraordinarias patadas; y Sebastien Chabal, el extravagante segunda francés con  apariencia física de Jesucristo. Cuando ahora parecía que el deporte estaba huérfano de estrellas, ha llegado Isles para tomar el relevo.

Carlin Isles aún no ha llegado a la altura de estos jugadores, pero parece que va camino de conseguirlo, aunque los expertos no lo ven destacando en el rugby a quince al no tener tantos espacios para lucir su innegable velocidad. Sin embargo, ya ha conseguido el hito de saltar con fuerza a la fama y está más cerca de apuntarse otro más importante: el convertirse en olímpico con su selección de rugby a siete en Río de Janeiro 2016 para quitarse la espina de Londres.


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